Un ateniense pidió a Demóstenes que le defendiera en una causa contra otro que le había injuriado. Demóstenes se negó a defenderle.
-¿Por qué te niegas?
-Porque no creo que sea verdad que hayas sido injuriado.
-¿Cómo que no? -gritó el ateniense-, ¿Cómo te atreves a decir que no? ¿Y como te atreves a añadir esta negativa al dolor de la injuria?
-Desde luego te defenderé -le dijo entonces Demóstenes-. Pues ahora veo que me dices la verdad, al expresarte como un hombre que de veras ha sido injuriado.
Noel Clarasó
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