Muchos podremos recordar Linus, el personaje de Charlie Brown que no podía desprenderse de su mantita azul y que se chupaba el dedo mientras la abrazaba. Esta caricatura no está fuera de la realidad: muchos niños sienten un fuerte apego a sus cobijas, osos de peluche u otros objetos.
El objeto de apego, también llamado objeto de transición, es la necesidad en los niños de traer consigo en todo momento algún objeto que les recuerde a sus padres y así sentirse protegidos, especialmente mientras duermen. Éste les da consuelo cuando se sienten solos y les brinda seguridad para enfrentar el mundo.
Además, el objeto de apego les ayuda a enfrentar la ansiedad de la separación, una etapa en que los pequeños comienzan a darse cuenta que son seres independientes a su madre. Es por eso que también se llama objeto de transición.
Los pequeños eligen el objeto de apego de manera arbitraria: no lo escogen por algún color, tamaño o textura en especial. Las razones por las cuales pueden elegir objetos tan variados como peluches, cobijas, chupones y demás, todavía son inexplicables.
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