viernes, 1 de marzo de 2013

«EN NUESTRA VIÑA HAY UN TESORO»

   Un viñador que estaba a las puertas de la muerte llamó a sus hijos y dijo:
-En nuestra viña hay un tesoro; cavad y buscarlo.

Los hijos gritaron con fuerza:
-Pero, ¿en qué lugar?
Insistió el padre en que cavaran y falleció.
Los hijos empezaron a buscar con azadones, cavando con frenesí, en una dirección y otra. Nada, todo era un engaño. Pero luego reconsideraban el asunto, y volvían a cavar, pues su padre nunca les había engañado. inútil esfuerzo; ahí no había tesoro.

Cansados y decepcionados, no creyeron del todo a su padre, abandonaron, cuando al fin ya la primavera apuntaba, y la viña empezó como cada año a echar sus brotes y luego los racimos. Entonces se dieron cuenta de que los racimos eran superiores a los de cualquier otro año y a los de los vecinos.
«Eso, eso era el tesoro. El trabajo, el trabajo en su propia viña», se dijeron entre risas y sollozos. Y es que su padre les había dejado una herencia de auténtico valor: la lección del trabajo; la viña, el terreno... no lo era todo.

Cfr. J. Oriol, Seis semanas de plazo

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