domingo, 17 de febrero de 2013

“Cuéntame cómo te ha ido…”

   Rocío, Cristina, Inma, Patricia y Marta no se conocen. Viven en Valencia, Sevilla, Zaragoza, y Madrid. Unas estudian, otras trabajan; algunas se han casado, otras todavía no… Tienen sus apuros económicos a fin de mes, como cualquiera, y grandes sueños de futuro. Pero, sobre todo, les une una mirada agradecida al pasado. Hoy recuerdan su paso por un club juvenil y valoran lo aprendido como un gran tesoro para el presente. Los clubes juveniles son instituciones educativas de tiempo libre muy variadas, impulsadas por las familias y cuya orientación cristiana está encomendada al Opus Dei.



Rocío…

Opus Dei -
… es publicista, está casada y tiene un hijo. Ahora viene otro de camino… Empezó a ir al club  Diemal a los 9 años en su ciudad, Valencia. En aquella época el equipo de baloncesto del club consiguió muchos logros deportivos en campeonatos locales y nacionales. Subraya los valores de esfuerzo, trabajo en equipo, compañerismo y fortaleza aprendidos a través del deporte como algo que ha influido en su vida. “Sin darte mucha cuenta, pasándotelo muy bien, te vas construyendo un archivador muy valioso que luego te servirá a lo largo de toda tu vida”.

Cristina...

Opus Dei -
… es de Zaragoza y estudia Derecho en Madrid. De pequeña iba con sus amigas al club. Se lo pasaban en grande jugando, preparando obras de teatros, musicales, dedicando tiempo a acompañar a personas mayores ... Cuando piensa en su época de adolescente se acuerda de la paciencia que tuvieron con ella y con sus amigas."Aunque tuvieras una tarde insoportable, ellas nunca cambiaban su actitud contigo. Si no hubiera sido así, yo ahora sería distinta".

Inma…


Opus Dei -
… nació en Alcalá del Río (Sevilla) y está casada desde hace más de veinte años con Salvador, carretillero en un almacén de fruta, con quien tiene dos hijos adolescentes. De joven cursó formación profesional de la rama administrativa en la EFA Elcható. Hace poco, con los hijos ya mayores, se embarcó en los estudios de auxiliar de ayuda a domicilio. Ahora se dedica a este trabajo. “En Elcható nos enseñaron a trabajar bien y a ver detrás a las personas”.

Inma reconoce que la formación que ha recibido le ha ayudado también en su vida familiar. “Primero porque la familia hay que apoyarla en Dios, y yo aprendí a tratarlo en mi escuela. Él es el que te da la fuerza. Ahora mucha gente tiene los papeles en el cajón, y a la primera de cambio, ¡hala! a divorciarse. Pues no: hay que saber querer y eso significa tener paciencia, perseverancia y comprensión”.

Patricia…

Opus Dei -
… pisó un club juvenil por primera vez de pequeña, invitada por una compañera de clase. Su paso por el club fue intermitente; algunos viernes, alguna convivencia… pero recuerda sobre todo el ambiente de estudio, de sana diversión, de piedad y ¡de servicio!, que fue lo que más le impresionó la primera vez que fue a una convivencia: “Realmente el ambiente era distinto al común. Tú estabas comiendo en la mesa y la de al lado te estaba llenando el vaso de agua si se te vaciaba, o te ofrecía el pan… Yo eso no lo había visto en ningún otro sitio.”

Hoy, 20 años después, asegura: “Las cosas que allí aprendí me convencieron y me siguen convenciendo, porque me ayudan en mi vida. Merece la pena.”

Marta…

Opus Dei -
… lo que más le gusta es ver crecer a sus hijos. “No me lo perdería por nada del mundo”. Marta vive en Sevilla. Tiene 27 años, es licenciada en Comunicación Audiovisual, y está en paro. Hace cinco años se casó con Mario, ingeniero, aunque sin puesto fijo. “Estábamos muy enamorados y nos lanzamos a la aventura. La verdad es que no teníamos nada seguro, y seguimos sin tenerlo”.

Marta y Mario tienen dos niños pequeños. Y en el Cielo otro que no llegó a nacer. A Marta le gustaría que recibieran la formación que ella tuvo en el Club Tamarindos de Cádiz. Allí aprendió a tratar a Dios, a divertirse mientras crecía en virtudes y a desarrollar lazos de amistad duraderos. Ve su vida como una aventura: “En mi familia hemos vivido cosas grandes, la más feliz la conversión de Mario. Mi marido no estaba bautizado. Encontró a Dios a través del trato conmigo cuando éramos novios. La verdad es que fue precioso recorrer juntos ese itinerario hacia la fe. Imagínate, ¡soy su madrina!”.

OPUSDEI.ES


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