Esta es una muestra estupenda de la buena educación y de como responder ante situaciones imprevistas y «cubrir» a un invitado en vez de ridiculizarlo.
Alfonso XIII se percató de lo ocurrido y, de inmediato, cogió su bol y se lo bebió de un tirón. Ante el gesto del Rey, el resto de los invitados, sin mediar palabra, tomaron el lavafrutas e hicieron lo mismo que el monarca».
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