miércoles, 24 de octubre de 2012

EL SOCIO

   Decidí vender mi alma al diablo. El alma es lo más valioso que tiene el hombre, de modo que esperaba hacer un negocio colosal.
   El diablo que se presentó a la cita me decepcionó. Las pezuñas de plástico, la cola arrancada y atada con una cuerda, el pellejo descolorido y como roído por las polillas, los cuernos pequeñitos, poco desarrollados.
¿Cuánto podía dar un desgraciado así por mi inapreciable alma?
-¿Seguro que es usted el diablo? –pregunté.
-Sí ¿por qué lo duda?
-Me esperaba al Príncipe de las Tinieblas y usted es, no sé, algo así como una chapuza.
-A tal alma, tal diablo –contestó-. Vayamos al negocio.
 Mrozek, Slawomir: Juego de azar, “El socio”,
 
  El diablo es el padre de la mentira y trata de engañar a los hombres prometiéndoles imposibles que no puede conseguir. Siempre repite los mismos engaños. San Josemaría nos lo explica: ¡Qué poco listo parece el diablo!, me comentabas. No entiendo su estupidez: siempre los mismos engaños, las mismas falsedades...
—Tienes toda la razón. Pero los hombres somos menos listos, y no aprendemos a escarmentar en cabeza ajena... Y satanás cuenta con todo eso, para tentarnos.
(Surco n. 150)

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