Iba un hombre por una solitaria carretera. De pronto su auto se paró. Bajó, lo revisó, para averiguar lo que tenía. Pensó que rápido podría encontrar el desperfecto que tenía. Lo conocía muy bien después de tenerlo varios años.
No era capaz de ponerlo en funcionamiento. Apareció otro auto, bajando un señor a ofrecerle ayuda. El dueño dijo: Este es mi auto y lo conozco como la palma de mi mano. No creo que tú sepas hacerle algo. Él insistió con una sonrisa, hasta que el primer hombre dijo: Inténtalo no creo que puedas, este es mi auto.
En pocos minutos encontró el daño y arrancó. El hombre preguntó: ¿Cómo arreglastes el fallo si es MI auto? El contestó: Yo inventé el motor que usa tu auto. Cuántas veces decimos: Ésta es MI vida, Éste es MI destino, Ésta es MI casa… Déjenme a mí puedo resolver todo.
En pocos minutos encontró el daño y arrancó. El hombre preguntó: ¿Cómo arreglastes el fallo si es MI auto? El contestó: Yo inventé el motor que usa tu auto. Cuántas veces decimos: Ésta es MI vida, Éste es MI destino, Ésta es MI casa… Déjenme a mí puedo resolver todo.
Al enfrentarnos a los problemas creemos que nadie nos podrá ayudar pues «esta es MI vida». Te voy a preguntar: ¿Quién hizo la vida? ¿Quién hizo el tiempo? ¿Quién creó la persona?
SÓLO AQUEL QUE ES AUTOR DE VIDA Y AMOR, PUEDE AYUDARTE CUANDO TE QUEDES TIRADO EN EL CAMINO DE LA VIDA.
MECÁNICO DEL ALMA
anecdonet.com
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