No es tan frecuente que un amor temprano perdure en el tiempo. “Para mí era el primer intento y el primer novio; él era más ligoncete”, cuenta Tere. Pero Antonio se tomó muy en serio la relación desde el principio. “Yo decía que estaba saliendo con una niña -como llaman a las chicas en Andalucía- y en casa me tomaban el pelo. Pero mi madre, que conocía a mis amigos y amigas, ya le había echado el ojo: sí, una niña con pequitas que se ríe mucho”. Desde el principio sus padres los apoyaron mucho. “Su madre, para mí, es como una segunda madre”, dice Tere.
Tere y Antonio lo pasan bien juntos, no hay más que verlos. “Somos el alma de la fiesta –detalla Tere. Tenemos mucha suerte porque sus amigos son mis amigos y los míos, suyos, así que juntos nos lo pasamos genial. A veces hacemos planes más extraordinarios pero otras nos basta pasear y hablar”.
Desde el principio plantearon su relación formalmente Al menos, todo lo que puede ser a esa edad. Tere suele decir que “el noviazgo está para dejarlo”, en el sentido de que es una época intermedia para conocerse; puede salir bien y acabar en matrimonio o mal, porque se rompa. Todo depende de encontrar o no al amor de tu vida en la otra persona. Sin duda, ellos creen haberlo encontrado.
Para ambos, Dios juega un papel muy importante en todo esto. “Nuestra relación no es cosas de dos sino de tres: Antonio, Dios y yo -explica Tere. Es verdad que nos ayuda rezar juntos, ir a Misa juntos. Pero, sobre todo, con el tiempo nos hemos damos cuenta de que queremos es hacer lo que Dios quiera de nosotros. Antes, cuando discutimos, nos quedábamos en la discusión. Ahora, no: ¿qué ha pasado?, ¿qué podemos sacar de esto? La fe y el trato con Dios es un refuerzo, porque, humanamente, el orgullo muchas veces no te deja ver”.
“Nos pasa mucho -coinciden en señalar- que vamos en el coche a Misa y nos enfadamos. Entramos con el cuerpo cortado en la iglesia, y al ratito Antonio se vuelve y me susurra: perdóname. Y luego le digo yo: no, perdóname tú a mí. También nos ayuda rezar por los problemas de cada uno pero como si el problema fuera conjunto. Y muchas veces notas también que Dios te ayuda a través de la palabra del otro, que ha dicho lo que necesitabas en ese momento”.
Aunque sean muy jóvenes, ambos tienen claro que el amor no son sólo mariposas en el estómago, “supone mucho crecer como persona, sacar adelante los estudios, tiempo para las amistades y también para la relación. Es como otro trabajo más”, cuenta Antonio.
“Nosotros volveríamos a repetir nuestra historia, no tenemos la sensación de habernos perdido nada sino de haber descubierto un tesoro. Somos unos afortunados por haber encontrado el amor tan jóvenes y creo que, cuando llegue el momento de casarnos –ojalá sea cuando acabemos la carrera– tendremos mucho ganado”.
Estos años juntos han supuesto un aprendizaje, con sus altibajos. “A quien no lo pase, que se lo haga mirar”, dice Tere. “Yo soy más intensa y nerviosa, y a veces me ‘rallo’ un poquito más que él. Pero lo hablamos, lo pienso y también me ayuda rezar y hablar de estas cosas con Dios”.
“Los jóvenes de ahora vivimos mucho del sentimiento –continúa Antonio–, pero hay días en que el sentimiento más visceral no está tan presente, y eso no significa que necesariamente hay que romper la relación. Poniendo amor cada día también se puede avivar el fuego”.
Domingos de noviazgo
Tere tenía un runrún dentro desde hacía tiempo. Compagina sus estudios con el trabajo en una tienda de ropa y pasa mucho tiempo en Instagram promocionándola. “Cada vez estaba más convencida de que en las redes se podía hacer más que figurar y sumar likes. Y la gota que colmó el vaso fue el estreno de un conocido reality show en televisión. En la universidad no se hablaba de otra cosa. Yo les decía a mis amigas: ‘¡pero si están normalizando los cuernos y vosotras os lo tragáis!’ Y ellas me contestaban que aquello no les influía. Empecé a pensar que no podía conformarme. Y lo hablé con Antonio”.
En enero de 2020 Tere probó a abrir su perfil de Instagram al público y colgó una foto de los dos, acompañada de una conocida frase de la carta de San Pablo a los Corintios. La cosa no fue mal de visualizaciones. Luego otra, y otra… siempre con algún mensaje sugerente. Las fotos en las que salían juntos tenían más aceptación que las suyas sola; se compartían y comentaban. “Entonces, charlando –cuenta Tere–, empezó a tomar forma “Domingos de noviazgo”, una serie de mensajes semanales en sus stories de Instagram, donde poder hablar de cuestiones sobre el amor que interesan a los jóvenes”. El objetivo no era dar lecciones sino compartir su experiencia de siete años juntos por si a alguien le servía. “En realidad, la idea fue suya –tercia Antonio. Además, los cuelga en su perfil. Yo la ayudo, pero estoy más en segundo plano”.
El primero vio la luz el 8 de marzo y trató sobre el amor, la relación y el planteamiento de un noviazgo cristiano, como el que ellos llevan. Tere y Antonio abrían a sus seguidores la posibilidad de que se expresaran. Los instagramers amigos empezaron a contestar y a recomendar la cuenta a sus conocidos.
Los comentarios y preguntas no se hicieron esperar: ¿cuánto tiempo crees que se necesita para conocerse bien?, ¿a qué te refieres con un noviazgo cristiano?, ¿qué harías si algún día piensas o sientes que Antonio ya no es la persona para ti?, ¿crees que Dios tiene preparado a alguien para nosotros? A mí me agobia no encontrar a nadie.
📹 En los stories de la cuenta de Tere están guardados los “Domingos de noviazgo”
Ellos iban contestando a las preguntas. Cuando se decretó el estado de alarma, las visitas a “Domingos de noviazgo” se dispararon. Comenzaron a recibir muchos mensajes que mostraban la inquietud de jóvenes parejas similares a ellos, que ya no podían verse. Cómo continuar la relación en la distancia obligada que suponía el confinamiento parecía ser un temor general. Así que la segunda story fue un extra que se adelantó al miércoles y se llamó: Cómo sobrevivir a mi noviazgo a distancia. Tere y Antonio no tenían mucha experiencia de separación así que invitaron a parejas amigas de distintas edades a contar su historia. Blanca y Rafa, Ana y Pepe, Valeria y José Manuel… y los abuelos de Tere. De nuevo, dudas y preguntas: ¿qué pasa si tu novio no sabe pedir perdón?, ¿cómo hacéis vosotros en estas circunstancias?, ¿qué hacer cuando tu novio no es tan cariñoso ni es de escribir cosas tiernas? Le he dicho que lo necesito.
A partir de ahí, se abrieron a nuevos temas: el sentido de la espera –sobre sexualidad– que fue muy demandado, la segunda virginidad, los amigos, el paso del tiempo, los lenguajes del amor, amor en crisis, una ruptura, el miedo, la confianza, Dios en tu relación, aprender a discutir; hablar, hablar y hablar; el papel de la familia en una relación, etc.
En plena cuarentena
En los dos meses del confinamiento, la cuenta de Instagram de Tere pasó de tener alrededor de mil seguidores a más de seis mil. Pero eso no fue lo más sorprendente. “Un día llega Tere y me dice: Antonio, que quieren hacernos una entrevista. Y otro día: Antonio, que los del blog Jóvenes Católicos nos piden convertir las stories en artículos para colgarlos en su web. Que unos chavales de Valencia quieren un encuentro con nosotros por Zoom, y otros de Venezuela también. Yo le decía: Tere, yo no estoy preparado para esto. ¿Pero qué hacemos tú y yo en este lío?”.
“A mí que todo esto haya explotado en plena cuarentena me parece providencial –continúa él. Dios lo ha planeado porque en este tiempo la gente tenía más necesidad que nunca de comunicarse y también más tiempo para pensar”.
Y añade ella: “Para nosotros ha supuesto revivir lo vivido y seguir formándonos. Porque lo que la gente nos plantea nos obliga a hablar, a pedir consejo a algún sacerdote o algún amigo con buen criterio, a leer más sobre el amor, sobre el noviazgo y el matrimonio. Una vez oí que San Josemaría valoraba mucho los medios de comunicación y hablaba de difundir el bien a través de la prensa, la radio, la televisión. Estoy segura de que si estuviera ahora diría: y las redes sociales”.
Hablar de lo que se vive
Tere y Antonio piensan que lo que más atrae a la gente es ver personas como ellos, con las mismas inquietudes y dificultades. Los libros teóricos ya están escritos. Esto es la vida misma, poder hablar de joven a joven, y ver que vivir un noviazgo cristiano no significa para nada ser ñoños o raros.
A Tere le llegan muchas preguntas. De chicas, de chicos, incluso de matrimonios que les reafirman o les agradecen que digan cosas que a ellos les han hecho felices en su relación. También de madres que le comentan: ‘le he dicho a mi niña: mira esta cuenta de Instagram’. Algunas las deriva a Antonio, sobre todo las de chicos. “A mí lo que más me ayuda es la gente, porque tienen los problemas que tenemos todos y lo que les digo intento aplicármelo a mí. Suelo empezar: tío, bienvenido al mundo. Y luego acabo: que sepas que me has ayudado mucho”.
A la gente le preocupan mucho las relaciones, el modo de vivir la sexualidad una pareja cristiana, también la desconfianza, el miedo a la infidelidad. “Solemos decir que el noviazgo está para pasarlo bien, para conocerse, para quererse, para aprender a valorarse y respetarse pero no para sufrir. Es verdad que todo amor comporta sufrimiento pero que no sea por falta de confianza”. “Algunos sufren penando porque el otro salga y no pase nada. ¿Pero se lo has dicho? La solución la tiene Tere: hablar, hablar, hablar. “Eso lo dice en cada capítulo”, refuerza Antonio.
En este tiempo han visto muchos cambios en parejas amigas y conocidas por Instagram. “Mucha gente cristiana ha descubierto una lucha mucho más positiva en la virtud de la pureza, otras se han replanteado meter a Dios en su noviazgo. A veces nos dicen: ¿Qué le has dicho a mi novia? O: ‘siento que estás siendo mi pepito grillo que me recuerda cosas que oí hace años, y sé que lo que vivimos no nos ayuda: me gustaría cambiar’. Otros, más alejados de la fe, agradecen conocer un estilo diferente de vivir”.
En ese buscar la voluntad de Dios en su vida, con “Domingos de noviazgo”, Tere y Antonio tienen la sensación de que Dios quiere que ayuden a otras parejas a descubrir una visión más plena y feliz del amor. “A mí me da igual llegar a 7 que a 700 o a 7.000. Con que ayude a una persona, basta”, concluye Antonio.
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