Fueron momentos de duda y vacilación, hasta que encontró un sitio donde pudo escoger…
Hay
muchos testimonios interesantes, algunos que aportan humor y otros que
muestran la autoridad de alguien para hablar sobre un tema. De tanto en
tanto, podemos encontrar un
testimonio redondo, emotivo y lleno de humanidad; sencillo y a la vez
profundo, que aporta esperanza a nuestra vida y ofrece ternura al
corazón. Éste es uno de ellos.
Beatriz,
natural de Gijón, es una madre normal y corriente. Casi lo primero que
le oímos decir, fue lo que se le vino a la mente cuando supo que tenía
cáncer: «¡Ay, Dios mío! Yo no me puedo morir… con lo bien que cocino».
Desde
que se casó, llevaba dos años intentando tener un hijo. Y al final lo
consiguió. Estaba en pleno embarazo, la más feliz de todas las madres,
cuando le salió un extraño bulto en el abdomen. El diagnóstico fue claro, y el consejo de su médico, tajante: tenía que abortar. Fueron momentos de duda y vacilación, hasta que encontró un sitio donde pudo escoger: «Para
mí fue muy importante que me dieran una opción: la de salvar la vida de
mi hijo junto a la mía... Por lo menos, de intentarlo…».
Su vida cambió por completo. «Sí es verdad que empiezas a ser madre antes de traerlo al mundo, y ese sentimiento te aflora, a veces... Y ése es el que me hacía luchar...».
Este breve testimonio (3 minutos) es uno de los que se han publicado con motivo del 50 aniversario de la Clínica Universitaria de Navarra (1962-2012). Los demás podéis verlos en este enlace. Pero, de todos ellos, éste es el que considero más hermoso, digno de compartirlo con vosotros. Espero que os guste.
Alfonso Méndiz
Almudí
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