lunes, 23 de enero de 2017

El «héroe» del accidente en Verona perdió a sus dos hijos

La acción del profesor que desafió a las llamas en el autobús conmueve a Hungría. Relato de la cónsul en Milán La mujer del profesor, que también sobrevivió, «vio morir a su hija; al hijo ni siquiera pudieron verlo porque quedó carbonizado».

«Salvó a varios estudiantes entrando y saliendo del autobús en llamas, pero no logró rescatar a sus dos hijos, Laura y Balazs, que murieron carbonizados». Este es el dramático testimonio de la cónsul general de Hungría en Milán, Judith Timaffy, en referencia al heroico profesor de educación física Gyorgy Vigh, de 50 años, una historia que ha conmocionado en Italia y en Hungría, donde, según la cónsul, se está viviendo «una tragedia nacional». Murieron 16 jóvenes cuando el autocar en el que viajaban chocó contra un pilar de cemento en la autopista A-4, cerca de Verona, poco antes de las doce de la noche del viernes.

El autobús trasladaba desde una localidad de montaña francesa a Budapest a 55 personas, la mayoría jóvenes entre 14 y 18 años, acompañados de familiares y profesores del liceo clásico «Szinnyei Merse Pal» de la capital húngara, que habían pasado unas vacaciones esquiando en la estación de Sain Vincent, en Francia. El tremendo impacto lanzó a algunos fuera del autobús y otros quedaron atrapados en el interior, mientras las llamas invadían el vehículo. Hubo un herido en coma, otros 12 graves, 13 con heridas leves y 12 personas resultaron ilesas.

A bordo del autobús viajaba también la mujer del profesor Vigh, que «vio morir a la hija. Al hijo Balaz ni siquiera han podido verlo, porque estaba carbonizado», explicó la cónsul. Gyorgy Vigh entró varias veces al autobús, logrando sacar a varios estudiantes y gritando siempre el nombre de sus hijos Laura y Balazs. Así hasta que sufrió quemaduras de tercer grado en la espalda, brazos, manos y cara, viéndose obligado a desistir porque las llamas habían invadido todo el autobús, que se vio reducido a la carcasa. El profesor ha contado que él mismo pudo salvarse porque iba en la parte de atrás del autocar. Los que iban en las primeras filas murieron de inmediato por el impacto del vehículo contra el pilar de cemento, otros murieron por el fuego. El reconocimiento ha sido muy difícil incluso para los familiares y en algunos casos imposible, teniendo que hacer recurso al test del ADN.

Con el martillo en la mano
Junto al profesor Vigh, el otro héroe en la tragedia fue un estudiante que la policía de tráfico encontró al lado de una de las ventanillas. Tenía todavía en la mano el martillo con el que rompió el cristal, lo que permitió a otros jóvenes salir y salvarse. Él murió por traumatismo, pero su gesto fue heroico, recordado con emoción y lagrimas por sus compañeros.

Con la excepción de tres que han quedado hospitalizadas en Verona, el resto de estudiantes y familiares regresaron ayer a Budapest en un avión enviado por el gobierno de Hungría, país en luto y que ha pedido el máximo esfuerzo para que se conozca la verdad del accidente. Como hipótesis más probable se piensa que el «conductor sufrió un golpe de sueño», según adelantó la cónsul de Hungria, sin excluir una avería mecánica.

Italia está colaborando y mostrando gran solidaridad, porque tiene aún muy vivas las imágenes del terrible accidente que sufrió cerca de Tarragona un autobús en el pasado mes de marzo, también en el corazón de la noche, en el que murieron trece estudiantes del programa Erasmus: siete eran italianas.

abc.es

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