Mine Kawakami |
Dormir al público es sin duda la peor pesadilla para un músico, pero la pianista japonesa Mine Kawakami dio en Madrid un sorprendente “concierto para dormir”, acunando con su música a los espectadores hasta el sueño profundo.
“Se trata de utilizar la música como un medicamento”, explica la artista japonea, que pasea su “músico-terapia” de sala en sala a través del mundo y que hizo escala el viernes en el Círculo de Bellas Artes de la capital española.
Los 40 espectadores invitados se descalzaron y se acostaron sobre unos futones blancos alineados como fichas de dominó, relajándose con los ritmos salidos del piano de Kawakami para conseguir dormirse. “Hay que encontrar un espacio donde la gente no sea molestada, donde puedan detenerse”, explica la pianista japonesa, que perpetúa el estilo hecho famoso en los años 90 por su compatriota Fumio Miyashita.
La pianista, de 27 años, descubrió el piano hace tres años en su localidad natal, Nagakute-Cho, en el centro de Japón, y se esfuerza para que los espectadores “se sientan como bajo un cielo estrellado, oyendo solamente el ligero soplido del viento”.
En sus composiciones, Kawakami mezcla sonidos japoneses tradicionales y música clásica europea para relajar a los espectadores y acelerar la generación de endorfinas, sustancias liberadas por el cerebro que calman el dolor y provocan sensaciones de placer. La artista, que se ha concentrado en su joven carrera en las culturas española, latinoamericana y árabe, ha dado ya varios conciertos en Estados Unidos, América del Sur y Europa.
En Madrid, Kawakami llevó a los espectadores durante cerca de 45 minutos a un estado a medio camino entre el zen y la siesta. El concepto experimental de la “música para dormir” fue lanzado en los años 70 por Fumio Miyashita. Sus creadores pretenden estimular el lado izquierdo del cerebro, el de la creatividad, afectado por una sociedad moderna que moviliza permanentemente el lado derecho con un flujo constante de informaciones.
Mientras que por soberbia muchos se deprimen ante sus defectos, otros se las apañan para encontrar cómo sacarles brillo. No sólo es visión positiva de la vida (tan diferente de la visión cínica y pesimista de los viejos), sino una auténtica virtud. Esta anécdota lo ilustra.
Mientras que por soberbia muchos se deprimen ante sus defectos, otros se las apañan para encontrar cómo sacarles brillo. No sólo es visión positiva de la vida (tan diferente de la visión cínica y pesimista de los viejos), sino una auténtica virtud. Esta anécdota lo ilustra.
Fuente: AFP
anecdonet.com
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es
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