jueves, 7 de febrero de 2019

El perdón de Marietta

Hospital de Neptuno (al sur de Roma), julio de 1902. 

En una cama yace una niña de apenas doce años, acaba de recibir catorce puñaladas (ocho en el vientre y seis en la espalda) por defender su integridad de quien quería abusar de ella. 

Un sacerdote entra a darle la Sagrada Comunión y la unción de los enfermos; pero antes quiere cerciorarse: «Marietta, ¿quieres perdonar a Alejandro (joven que le ha agredido) por amor a Jesús?». 

La niña apenas puede hablar, tiene la boca reseca, pero esbozando una sonrisa afirma convencida: «Sí, le perdono y quiero tenerle junto a mí en el paraíso». El 6 de julio de 1902 muere María, pero la historia no termina.
Navidad de 1937, parroquia de la Dolorosa en Corinaldo (Italia), se acercan al comulgatorio muchas personas, es Navidad. Pero todas las miradas se dirigen a una pareja especial: un hombre de unos cincuenta y una mujer mayor: la madre de María y su asesino. Antes de Misa ha habido un diálogo divino: «Perdóname, Assunta», le pide arrepentido Alejandro. «Si ella (María) te ha perdonado, si te ha perdonado Dios, ¿cómo no te voy a perdonar también yo?».
En 1950 la madre, ya anciana, y el asesino, convertido en fraile capuchino, asisten a la canonización de santa María Goretti.

El Evangelio no es letra muerta, una moral digna de admirar y difícil de vivir, sino camino seguro de felicidad en esta tierra y luego en el cielo. Tú y yo hemos de vivir el Evangelio.
Tú historia y la mía es la historia del perdón reparador de Dios, hemos comprobado infinidad de veces cómo no se cansa de perdonar. Solo puede perdonar quien se ha sabido perdonado, quien ha experimentado en propia carne lo que supone recibir el perdón, manifestación plena de amor.

Fernando del Moral, Con El
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es

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