viernes, 22 de febrero de 2019

La pista de esquí más terrorífica

La mítica Corbet's Couloir, en la estación estadounidense de Jackson Hole, reúne en una competición a algunos de los mejores esquiadores. 

Hombres y mujeres, esquiadores y snowboarders, se mezclan en una prueba que premia el grado de dificultad, originalidad, velocidad, ejecución y fluidez. 

Sobre lo que un día fue centro ceremonial de indios Shoshone, se levanta el pueblo cowboy de Jackson Hole, en pleno Grand Teton National Park, estado de Wyoming, rodeado de imponentes cumbres por encima de 4.000 m., paraíso vertical para alpinistas, escaladores y amantes de la nieve. 


Allí se encuentra hoy la que aseguran es la pista de esquí balizada más salvaje del mundo, la Corbet's Couloir. Aunque nunca tuvo la fortuna de alcanzar la cumbre, en 1963 Barry Corbet formó parte de la primera expedición estadounidense al Everest. 

Mal estudiante, excelente deportista, siempre entendió la vida como una aventura lejos de la ciudad. En una entrevista con la revista Time tras abrir una nueva ruta por la cara sur del McKinley el periodista hizo la típica pregunta: ¿Por qué sube montañas? Corbet fue más original que Mallory. "Para evitar los maremotos", respondió. 

Esta irresistible atracción por las alturas le condujo a la búsqueda de su paraíso terrenal por las Rocosas hasta conocer Jackson Hole. Allí se estableció como profesor de esquí y guía de montaña. El presidente del Jackson Hole Ski Club en 1960, Paul Mcollister, pidió ayuda a Corbet para estudiar el terreno donde ejecutar su proyecto de una estación de esquí en el lugar. 

Cuenta la historia que durante la expedición Corbet apuntó a una cornisa de la cara norte seguida de una pendiente de 40 grados y unos cuantos cortados y dijo: "Algún día eso será una pista de esquí". Ese tubo estrecho cuya entrada se encuentra a 3.130 m de altitud, clasificado hoy como pista negra de doble rombo y de apenas medio kilómetro de longitud, lleva el nombre de este pionero del esquí extremo. 

El primero en no sucumbir al vértigo desde la cima fue el pistero Lonnie Ball en 1967 y desde entonces la reputación de este desafío blanco ha convertido a Jackson Hole en uno de los destinos preferidos para los yonquis de la adrenalina. 

La verdad es que para un buen esquiador aficionado la gran dificultad se encuentra en afrontar una entrada que obliga a superar una salto de entre tres y nueve metros, según el punto de acceso elegido, y la imposibilidad de frenar inmediatamente en la zona de recepción. Entre los profesionales es otra historia. 

El año pasado tuvo lugar la primera competición oficial en el Corbet con un único formato en el que se mezclan hombres y mujeres, esquiadores y snowboarders. El jurado evalúa el grado de dificultad, originalidad, velocidad, ejecución y fluidez de estrellas del deporte como Travis Rice, Caite Zeliff, Karl Fostevedt o Teton Brown, presentes en la edición de este año recién concluida y pendiente de la clasificación definitiva que se anunciará el sábado. 

En el siguiente vídeo puede verse la competición completa: Barry Corbet no pudo asistir a esta gran fiesta por el descenso que lleva su nombre. Falleció en diciembre de 2004 a los 68 años. Un accidente en helicóptero le había dejado parapléjico con 31 años. Lejos de hundirse, siguió descargando su adrenalina sentado en un kayak en el que también fue feliz.

elmundo.es
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es

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