lunes, 9 de diciembre de 2013

Una conmovedora carta de amor aparece junto a una momia coreana de 500 años

   
   Un hermoso hallazgo, la carta de amor de una mujer coreana, datada en 1586, que se encontró junto al cuerpo momificado de su marido, sigue emocionando cuando se cumple más de una década de que fuera descubierto por los arqueólogos. La carta estaba junto al pecho de la momia, cerca de su corazón momificado.
   Fueron arqueólogos de la Universidad Nacional de Andong quienes encontraron en 2000 la momia de un hombre que vivió en el siglo XVI en la ciudad de Andong (Corea del Sur). La carta desgarradora que hallaron junto a los restos era de la esposa del muerto, que estaba embarazada y que derramó todas sus penas en lo que ya se ha convertido en uno de los testimonios más elegiacos más impactantes de la historia.


Primero excavaron la tumba, y luego, rompieron el sello de tierra endurecida, hasta llegar al ataúd de madera. Debajo retiraron piezas de ropa, hasta que llegaron al cuerpo. Y entonces todo el mundo se quedó de piedra, casi sin aliento, después de varias horas de duro trabajo. Allí había una momia masculina, un hallazgo muy raro en Corea. El cráneo muy dañado, pero su piel y la barba aún visibles...
El hombre que medía 1,75 metros fue identificado como Eung -tae, ya que su cadáver estaba rodeado por un total de 13 cartas dirigidas a ese nombre. Pero una de esas cartas, un verdadero poema de amor escrito por su esposa y dirigida al "Padre de Won", representan todo el dolor por la pérdida de un ser querido al que se suma el hecho de que quien escribe es una viuda enamorada que se queda en este mundo sola con un niño en el vientre.
Ella puso la carta en el pecho del muerto, y estremece leer el lugar en el que le pide con dulzura: "Léela atentamente y vuelve a mí en sueños y muéstrate en detalle". Fechada en 1568, en la misiva la mujer pregunta a su marido muerto por qué tuvo que dejarla sola y le insiste en que quiere verlo otra vez y escucharlo en sus sueños. Ella confiesa no puede vivir sin él.
"Es que no puedo vivir sin ti. Es que quiero irme contigo. Por favor, llévame allá donde estés. No puedo olvidar en este mundo mis sentimientos hacia ti y mi dolor no tiene límites". Pero se desconoce el nombre de esta mujer enamorada y desgarrada.
Eung-tae era un hombre más alto que la media de los coreanos de la época y su piel y su barba se han conservado. "El bigote es negro y debió darle un aspecto encantador", afirmó a "Archaeology Journal" el director del Museo Nacional de la Universidad de Andong, Se-kwon Yim.
Eung -tae sigue conmoviendo nuestros corazones 445 años después de su muerte, puesto que su historia ha inspirado novelas, unapelícula y una ópera desde que fue descubierta.
Por si la carta fuera poco, la enamorada también dejó junto a la cabeza de Eung-Tae un pequeño y delicado paquete de papel que contenía zapatillas confeccionadas con su propio pelo, y la siguiente dedicatoria: "con mi pelo había tejido esto". Existen referencias en la literatura coreana sobre la costumbre de la fabricación de zapatillas de pelo humano como símbolo de amor y deseos de recuperación de los enfermos.
El hecho de que el cuerpo esté momificado se debe a que losenterramientos en la Corea Medieval fueron a menundo sellados por lo que se preservan los materiales orgánicos, incluidos los documentos escritos como en el caso de Eung -tae.

Al padre de Won

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