Visitaba un afamado empresario un monasterio cuando, en su huerta, se topó con un monje que sacaba agua de un pozo.
−¿Qué aprende usted en su vida de silencio?, preguntó el ejecutivo.
El monje le respondió: −Mire al fondo del pozo, ¿qué ve?
El hombre se asomó al brocal. −No veo nada.
El monje se quedó inmóvil, en silencio, como pensativo. Al rato, señaló al visitante: −¡Mire ahora! ¿Qué ve?
−Ahora me veo a mí mismo, en el reflejo del agua.
−Ya ve, explicó el religioso. Cuando ando con el cubo en el pozo, agito el agua y nos impide ver. Sin embargo, con el agua en calma, el hombre se descubre a sí mismo.
Esa es la experiencia del silencio: ¡El hombre se descubre a sí mismo!
José Iribas, en dametresminutos.wordpress.com.
Juan Ramón Domínguez Palacios / http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es
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