viernes, 19 de febrero de 2010

EL VIEJO VIOLIN


Un mendigo estaba en una calle sentado pidiendo limosna con un viejo violín que tocaba mientras los transeúntes pasaban a su lado. Confiaba que le echaran alguna moneda en la boina que tenia delante.

El pobre hombre interpretaba una melodía tras otra, pero no era fácil identificarlas debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba el violín.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo. Todos se molestaron al oír aquellos sonidos tan discordantes.

La esposa le pidió, al concertista, que tocara alguna pieza. El músico echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.

Le solicitó el violín. Y el mendigo se lo prestó con desconfianza.

Lo primero que hizo el concertista fue afinar las cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una bonita melodía al viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes, mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con maestría.

El mendigo estaba aún más feliz al ver lo que ocurría, y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡¡Este es mi violín!!, ¡¡Este es mi violín!!".

Moraleja: En la vida todos tenemos "un violín": Son nuestras conocimientos, nuestras actitudes ante la vida lo que hace que "este" suene mejor o peor. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca.
La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegaron a ser buenos concertistas con sus vidas. Y también, por desgracia, se registran los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con su violín, ser mendigos.

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