viernes, 12 de febrero de 2010

IGNACIO, TIENES UN CORAZÓN ESPERANDO


Don Ignacio lleva un tiempo recuperándose en el Hospital y centro de cuidados sanitarios Laguna, en Madrid, porque su cuerpo tiene ya muchas heridas de guerra. Es de Javier, en Navarra, y lleva 48 años casado. «Y feliz», apostilla al comenzar el relato de su vida:

«Yo tenía un restaurante en Pamplona, y me olvidé de la caja. Me robaron, y tuve que volver a comenzar. Yo decía: Señor, si Tú lo has permitido, por algo será». Y tuvo que volver a comenzar, en Tarragona: «Allí es cuando comienza mi lucha, siempre junto a Dios y la Virgen». En 1993, le hacen un triple bypass, y cinco años después le dijeron que tenía que hacerse un trasplante de corazón. Fue entonces cuando tuvo la ocasión de vivir lo que él llama la vivencia más bonita de su vida: «Yo tenía un íntimo amigo, que no quería tener nada que ver con la religión.

Él acompañaba a su mujer a misa y esperaba fuera. Yo me encontraba esperando el corazón, siempre en un sillón sentado, ya que simplemente el ir al baño me provocaba constantes anginas de pecho. Mi amigo cayó enfermo y un cura amigo mío me llevó al hospital, nunca a más de 60 km/h., porque me podía quedar en el sitio. Antes de entrar en el hospital, le pedía al Señor que me ayudara a hablar a mi amigo. Y le dije cuando le vi: Cuando estés en el cielo, reza por mí. Y él: Yo no voy a ir al cielo. Luego, cuando me iba a marchar, le abracé y le dije: Todo lo que estoy sufriendo, lo ofrezco para que tú te confieses.

ALFA Y OMEGA
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