sábado, 26 de enero de 2019

Julen nos ha rescatado


Un país entero ha estado pendiente de Julen durante los últimos días, y ni la vela solidaria, ni la emoción contenida ni las oraciones han podido al final propiciar el milagro y esta madrugada conocíamos la trágica noticia. 

 Nadie devolverá a Julen a sus padres, pero efectivamente el Señor nos hace bajar al sepulcro y de él nos hace subir. Subirá Julen al cielo, con su pureza y sus dos años como dos rosas que alegrarán el Paraíso.

 Nadie devolverá a Julen a sus padres pero todo un país ha descendido con él al pozo/sepulcro, con la tenacidad de los mineros, el conocimiento de los expertos, la angustia de la familia y los mejores deseos de millones de españoles que hemos estado pendientes de su rescate.
El Señor nos ha hecho descender al fondo de esta tragedia y nos ha hecho subir más puros, más parecidos a Julen; y menos cínicos, menos parecidos a nosotros mismos. 

 Por unos días, en esta España extraviada, iracunda, impredecible, la vida de un desconocido niño de dos años ha sido lo más importante, y entre la tragedia, el infortunio y la desolación de encontrar su cuerpo sin vida, ésta ha sido la Gracia que el Señor nos ha concedido: por unos días hemos vuelto a pensar y a sentir y a esperar y a llorar por lo que verdaderamente importa, por lo que nos da sentido, y destino, y Julen con su sufrimiento, y Julen con su agonía ha rescatado nuestra humanidad ajada, quemada, enmohecida. No es la primera vez que Dios nos manda a su hijo para salvarnos cuando más perdidos estamos.

 Nadie devolverá a Julen a sus padres, pero Julen nos ha devuelto a la vida y con él hemos descendido al sepulcro y con él hemos emergido siendo mejores y pudiéndonos reconocer sin sonrojo en nuestra condición de Hombres. No deseamos que Dios nos someta a pruebas tan difíciles pero medimos nuestra Humanidad, y la curamos, cuando estas pruebas llegan. 

El Cielo ha ganado un ángel y la Tierra millones de corazones que han latido con la esperanza, la ternura y la bondad de quienes aún conservan en su interior la semejanza y la luz con que fueron creados. Hemos vivido 14 días pendientes del rescate de Julen pero nosotros hemos sido los rescatados. Él nos ha rescatado de nuestra crueldad, de nuestra hipocresía, de nuestra abulia. 

No lloremos más por Julen y démosle más bien las gracias por habernos alumbrado el alma con su inocencia perdida. No lloremos tanto por él y más bien intentemos honrar su sacrificio perseverando en lo que de él hemos aprendido. “Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría”. Civilización significa que la muerte no es lo contrario de la vida. 

Salvador Sostres
abc.es
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es

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