Hubo un día terrible en que el odio convocó a una reunión a todos los sentimientos nefastos del mundo.
Y cuando todos estaban reunidos, dijo el odio:
“Los he reunido aquí porque quiero con todas las fuerzas matar al amor”.
Y trataron de matarlo el mal carácter, la ambición, los celos, la frialdad, el egoísmo, la indiferencia, la enfermedad. Ninguno logró el propósito.
Pero alguien dijo: “Yo mataré el amor”. Y lo logró: fue la rutina
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Juan Ramón Domínguez Palacios
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