Se cuenta, que una noche estaba cenando San Juan Pablo II, con un monseñor mayor y un poco “cascarrabias” y este estaba contándole anécdotas y problemas , soltándole enfadado improperios. La primera vez, al darse cuenta de su reacción, se disculpó:
– Santidad, perdone, pero…, es que es, así, mi carácter
A la tercera vez que reaccionó desproporcionadamente el monseñor, Juan Pablo II le contestó:
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