Sueña un poeta una deliciosa escena que tiene lugar en el establo de Belén la noche que Jesús nació:
De repente, entra en el portal una mujer vieja vestida de negro, desgreñada… y va hacia el Niño. La Virgen María tiembla de miedo.
La mujer lleva algo oculto en sus manos. Al llegar al pesebre se postra en tierra. Luego se incorpora . Pone en las manos del Niño lo que ocultaba en las suyas. Se levanta y gira para marcharse.
Cuando María la contempla de frente le parece otra: bella, esbelta, radiante de alegría.
La Virgen mira a las manos de Jesús. Entre sus dedos de niño había una manzana mordida.
La misteriosa visitante era Eva.
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Juan Ramón Domínguez Palacios
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