domingo, 4 de julio de 2010

¡EPURE, DIETRO LE NUVOLE C'É IL SOLE!

          Verano de 1972. San Josemaría se encuentra con don Alvaro y don Javier en un pueblo del norte de Italia en la zona de Brianza. Lugar más bien fresco, húmedo, con frecuentes lluvias, nieblas y tormentas. Don Carlos Cardona  le hace ver a Giusseppe Molteni -que les acompaña también y que es originario de esa zona- que todo el tiempo está nublado. 

          Don Giusseppe se defiende diciendo: Epure, dietro le nuvole c'é il sole... Escrivá se ríe y comenta: Hay momentos en los que, tal vez por nuestra falta de correspondencia a la gracia, dejamos de ver la luz. En otras ocasiones, el Señor permite esa oscuridad, para probar nuestra fe y nuestra lealtad. Yo he dicho hace ya muchos años que, en el camino hacia Dios, una vez que se ha visto la luz de la gracia, de la llamada, hay que marchar adelante con fe, con entereza, dejando quizá, jirones de ropa o incluso de carne, en las zarzas del sendero. Pero hemos de seguir con la certeza de que Dios es el de siempre y no puede fallar. Si le somos fieles, después de la tormenta y de la oscuridad vendrá la bonanza y brillará para nosotros un sol de maravilla, todavía más luminoso... Hijos míos, después de haber escuchado la voz de Dios, no se puede volver la cara atrás. 

PILAR URBANO, El hombre de Villa Tevere , 427

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