lunes, 27 de septiembre de 2010

ASÍ SE DESPIDEN LOS MÁRTIRES


Don Alfredo van den Brule
junto a su hijo Joaquín

          El 29 de agosto de 1936 entregaba la vida por su fe don Alfredo van den Brule, Alcalde de Toledo. Su vida es ejemplo de servicio al bien común para cualquier político, y su despedida es modelo de fe, de amor a los enemigos y de esperanza en la vida eterna

           «Hijos míos, sed buenos, amantes de la Santísima Virgen. Tengo por el don más precioso de cuantos Dios me ha dado el de la fe. Os emplazo a reuniros conmigo en el cielo, donde por la misericordia divina espero encontrarme dentro de muy poco. ¿Qué son veinte, treinta, cuarenta años comparados con la eternidad? Perdonad a mis asesinos como yo los perdono y, si un pedazo de pan os dejo, compartidlo con ellos y con sus hijos. Os pido que me lo juréis»: así se despedía de sus hijos don Alfredo van den Brule. Veinte minutos después fue fusilado a las puertas del monasterio de San Juan de los Reyes. Era el 29 de agosto de 1936. Hoy es uno de los 321 mártires que forman el expediente de la Causa de Toledo.

           Durante trece meses estuvo van den Brule al frente de la alcaldía de Toledo, y en ese tiempo fue conocido entre sus paisanos por su sensibilidad social nacida del Evangelio. El artículo de Enrique Sánchez Lubián en la Revista Cultural de Toledo sobre van den Brule recoge una anécdota de 1930, cuando, gracias a una iniciativa de don Alfredo, se realizó una colecta entre los comerciantes de Toledo para conseguir juguetes destinados a los niños pobres de la ciudad. 

          Y en diciembre de 1930 publica el siguiente bando ofreciendo trabajo a los toledanos en paro para que no falte a sus hijos la cena de Navidad: «...la Corporación de mi Presidencia ha acordado dar trabajo a los obreros de esta capital, por el tiempo que sus disponibilidades lo permitan, con el fin de que en la noche en que conmemoramos la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo no falte en ningún hogar la cena precisa, por modesta que sea, para evitar el dolor a honrados padres de no tener con qué satisfacer las peticiones de pan de sus hijitos». Días después ayudó, con toda la Corporación municipal, a pagar de su bolsillo la cena de Navidad del comedor de caridad de Toledo. 

ALFAYOMEGA
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