jueves, 16 de septiembre de 2010

Por qué nos cae tan bien Rafa Nadal

          No sé si coincidirán conmigo en que Rafa Nadal es algo más que un excelente jugador de tenis profesional. Es una buena persona. Al menos, eso es lo que transmiten sus gestos y sus palabras.

          Este martes, unos minutos después de pasar a la historia tras ganar el Abierto de Estados Unidos, dijo: “No soy un jugador perfecto”; “mi objetivo es seguir mejorando día a día”; “soy un super-privilegiado de la vida”.

          Son mensajes netos, sin doblez, que nos presentan a una persona dotada de algo más que músculos o una técnica prodigiosa. Hay mucho equilibrio, sentido común y respeto (por los demás y por las cosas) en esta manera de comportarse. Y eso es algo apreciable.

          Cuentan que, hace varios años, precisamente durante este torneo en Nueva York, Rafa Nadal comenzó a quejarse en voz alta en un entrenamiento de las características de las pelotas de tenis que había facilitado la organización. No cesaba en sus reproches y, una y otra vez, manifestaba su contrariedad. Hasta que se le acercó su tío y consejero, Toni Nadal, que le echó una bronca de campeonato:

-- “No te quejes. Es lo que hay. No vas a cambiarlo. Es para todos igual. Adáptate a ellas y juega”.
          La clave de la personalidad de Rafa Nadal, íntegra y equilibrada, está en su esfuerzo personal pero también en la formación que ha recibido. Por eso nos cae tan bien Rafa Nadal.

Javier Fumero
El Confidencial Digital

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