Luis Ángel es un niño formidable. Nace en 1980 y al poco tiempo se enterarán sus padres de que tendrá que vivir toda su vida en una silla de ruedas, porque es hipotónico, es decir, carece de fuerza muscular (en un primer momento los médicos creen que morirá rapidísimamente, y, contra pronóstico, alcanza la edad de quince años, que es cuando fallece en su Palencia natal). La lectura de lo que fue la existencia de Luis Ángel, con todo el conjunto de penalidades que son fáciles de imaginar, y el ejemplo de sus padres y familiares, produce admiración y conmueve.
Un día le oyen decir:
-¡Qué maravilloso es vivir! ¡Es lo mejor que nos puede haber dado Dios! La vida es el mejor regalo que nos pueden hacer. Mi vida, a pesar de estar en una silla de ruedas, es también el mejor regalo. A pesar de que algunas personas digan: ¡pobrecillo! ¿Qué saben ellas lo feliz que soy?
Su tía Paula afirma:
-Para quienes tuvimos la suerte de conocerlo o tenerlo cerca, sus huellas nunca se borrarán en nuestras vidas y su vida no habrá pasado en vano. Como él diría, ni fue minusválido; como podemos decir nosotros, fue super-válido. Fue un tesoro que no cambiaríamos por toda la ciencia ni por todo el oro del mundo.
Cfr. S. Mata, La vida de Luis Ángel
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