sábado, 30 de noviembre de 2013

Sin la Virgen, me caigo



 Estupenda entrada de Enrique Monasterio:
 No me resisto a transcribir el e-mail que he recibido esta mañana. Me escribe Ana desde Málaga. Ya hable sobre Ana hace un montón de años en un artículo de Mundo Cristiano. Entonces dije lo siguiente:
Ana era una chica cordial, charlatana, entusiasta…, y me temo que un pelín desconfiada. Un día descubrí que, además de cantautora, también era poeta, y me enseñó unos papeles repletos de vida y sensibilidad.
—¿Qué vas a hacer cuando termines la carrera?, le pregunté.
—Yo lo que quiero es comprarme una ambulancia y recorrer Cádiz buscando enfermos.
Han pasado muchos años desde aquella conversación. Ana encontró su ambulancia y un buen copiloto con el que se casó hace tiempo. Hoy me entero además de que tiene un niño de casi tres años, que es el protagonista de esta anécdota:


Camino del cole, Jose me dice:
―Mama me he hecho pupa
―Vaya José
―Si , cuando estoy con la Virgen no me caigo pero si me suelto de la Virgen, me caigo.

Y tras semejante axioma de teología se queda mirando tan pancho por la ventana del coche.
Enrique Monasterio 

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