Antoine Leiris |
Perdió a su mujer en Bataclan y la soledad derivó en un libro: «No tendréis mi odio». Hace diez meses, Antoine Leiris (París, 1981) perdió a su mujer en la sala Bataclan de París. Ella estaba en el concierto y él la esperaba en casa, leyendo para no quedarse dormido. Hoy Antoine promociona un libro que escribió en los días siguientes a la tragedia, cuando el dolor le asfixiaba. La escritura y su hijo Melvil forzaron la prórroga en el partido de sus vidas.
«No tendréis mi odio» (Ediciones Península) empezó siendo una respuesta en Facebook a los terroristas y ahora es el diario de un viaje que hubiera preferido evitar. «Hay días mejores y días peores. Hoy estoy bien, hace un día bonito. Y supongo que esta tarde estaré un poco triste de no tener a mi hijo conmigo». Su hijo, Melvil, tiene más de dos años. «Está empezando a hablar ahora. Yo le he hablado y ahora espero sus preguntas. Iremos avanzando con las preguntas cuando vayan llegando».
El libro que nació como continuación de la carta que se hizo famosa, publicada en Facebook, «lo escribí en momentos de soledad, cuando mi hijo estaba dormido o echándose la siesta. Eran momentos difíciles a la fuerza. Tenía la impresión de que me faltaba el aire, de que estaba encerrado en el dolor. Y la escritura era una puerta abierta a un espacio de libertad. Pero no tenía ganas tampoco de huir de mi dolor, sino guardarlo en ese espacio. La escritura me permitía seguir viviendo con la pérdida de Hélène, respirando. Ahora soy un escritor que empieza a tomar conciencia del impacto de todo esto».
El libro que nació como continuación de la carta que se hizo famosa, publicada en Facebook, «lo escribí en momentos de soledad, cuando mi hijo estaba dormido o echándose la siesta. Eran momentos difíciles a la fuerza. Tenía la impresión de que me faltaba el aire, de que estaba encerrado en el dolor. Y la escritura era una puerta abierta a un espacio de libertad. Pero no tenía ganas tampoco de huir de mi dolor, sino guardarlo en ese espacio. La escritura me permitía seguir viviendo con la pérdida de Hélène, respirando. Ahora soy un escritor que empieza a tomar conciencia del impacto de todo esto».
Confiesa que tiene momentos de debilidad «como a cualquier persona, a veces me invaden mis instintos. Pero intento resistirme con inteligencia, con la razón, con la reflexión. Esos sentimientos de rencor llaman a mi puerta regularmente, pero hasta ahora he logrado no dejarme desbordar».
La escritura es para él un lugar extraño. «Consiste en buscar cosas muy complejas en uno mismo que a veces no quieres ver. Se trata de ir a buscar las debilidades, los fallos... Es tan íntima y tan extraña esa relación con las palabras...»
También dice que hubo algo sorprendente, porque «no lograba escuchar la música de las palabras. Entonces vino una persona de la editorial a leer mi texto. Yo cerraba los ojos para escuchar y solo en ese momento entendí lo que contenía el texto y pude corregirlo». —¿Qué planes de futuro tiene? —Buena pregunta (ríe).
Sinceramente, no lo veo. Me tomo la vida como llega, intento lidiar con ella. Intento acompañar a mi hijo lo mejor que puedo y darle armas, herramientas. En fin. Rezas. Intento vivir mi vida. Tener una idea preconcebida de lo que puede ser el futuro sería determinar un camino con anterioridad. Prefiero dar un paso tras otro. Tanto si hemos vivido ese drama, como si no lo hubiéramos vivido, creo que hay que vivir así: dando un paso tras otro.
abc.es
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