Una mujer desesperada acudió a un hombre que tenía fama de mago para pedirle una pócima para su marido, ya que desde que había vuelto de la guerra se había metido en si mismo y no había forma de sacarle…
El hombre le dijo: todos me pedís pócimas, milagros y cosas así y las cosas son más fáciles…
La mujer le rogó que le diera algo y el hombre cansado de sus lamentos le dijo que tenía que traerle un bigote de tigre; la mujer asustada empezó a acercarse todas las noches a la cueva del tigre con una cazuela de carne, pero el tigre no respondía… Al cabo de unos meses el tigre se familiarizó con el olor de la mujer y empezó a salir a comer la carne. Después de unas semanas la mujer empezó a acariciar al tigre y así pasaron unos meses hasta que había total confíanza entre ellos.
Uno de esos días la mujer le arrancó el bigote y fue corriendo donde el hombre; él cogió el bigote y lo tiró al fuego. La mujer deseperada gritó: con el trabajo que me ha costado, con el miedo que he pasado ¿tú lo tiras al fuego?
El hombre respondió: el bigote no sirve para nada mujer, lo que has hecho con el tigre es lo que tienes que hacer con tu marido: poco a poco. Si un tigre responde positivamente ¿por qué crees que no lo va a hacer un ser humano?
anecdonet.comJuan Ramón Domínguez Palacios
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