martes, 21 de abril de 2020

No estamos solos

Me decidí a pasar mi primera noche, en la habitación de mi difunta abuela, pero puedo asegurar que no me dormí ni un segundo, estando acostada la cama comenzó a moverse, como si alguien estuviese tumbándose a mi lado, me quedé helada y pude ver la silueta de alguien, di por hecho que era mi abuela, noté entonces como me acariciaban la frente de una forma que solo ella sabia hacerlo; estaba muy asustada y el miedo me dejo inmóvil, petrificada, un sudor frío corría por mi cuerpo.

Lo que voy a contar ahora es algo que no sabe nadie que me conoce porque tengo miedo a que los escépticos se reían de algo que para mí es muy serio.
Todo empezó hace, por estas fechas, un año, yo estaba de vacaciones de fin de semana en Cantabria y tuve que regresar porque mi abuela, la cual vivía conmigo, cayó enferma y murió. 
Se celebró su entierro, y toda la familia estaba muy apenada; murió postrada en su cama, ni mi madre ni nadie de mi casa quería entrar en la habitación, pero cuando las cosas se calmaron a mí me tocó dormir en ella, me compraron muebles nuevos y la arreglaron a mi gusto, todo estaba preparado para que yo durmiese en ella.

Me decidí a pasar mi primera noche, pero puedo asegurar que no me dormí ni un segundo, estando acostada la cama comenzó a moverse, como si alguien estuviese tumbándose a mi lado, me quedé helada y pude ver la silueta de alguien, di por hecho que era mi abuela, noté entonces como me acariciaban la frente de una forma que solo ella sabia hacerlo; estaba muy asustada y el miedo me dejo inmóvil, petrificada, un sudor frío corría por mi cuerpo.
A la mañana siguiente no conté nada decidí guardármelo para mí ya que es algo que casi nadie cree (ni siquiera yo lo creía).
La noche siguiente me paso algo parecido y poco a poco mientras los días pasaban me fui acostumbrando a la presencia de ese «algo» que yo llamo abuela, ahora sé, que no estamos solos, que esta vida está llena de presencias. pues bien, hoy cuento por primera vez mi historia, y espero que le ayude a alguien que esté en mi situación.
Mi abuela siempre decía que cuando muriese no nos acordaríamos de ella, desde luego yo no he podido hacerlo.


anecdonet.com

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