El arzobispo de Lima, Carlos Castillo Mattasoglio, pone voz a este poema atribuido al sacerdote español Álvaro Saenz, para evidenciar que la presencia de Cristo no será menor este año de confinamiento en el que las imágenes sagradas de la Semana Santa no podrán procesionar, como es tradicional, por las calles de España e Hispanoamérica.
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