sábado, 6 de marzo de 2010

HISTORIA DE DOS CIUDADES



Un viajero que se aproximaba a una gran ciudad le preguntó a una mujer que se encontraba a un lado del camino:

-¿Cómo es la gente de esta ciudad?

-¿Cómo era la gente del lugar de donde vienes?- Le inquirió ella a su vez.

-Terrible- Respondió el viajero. -Mezquina. No se puede confiar en ella. Detestable en todo los sentidos.

-¡Ah!-, Exclamó la mujer. -Encontrarás lo mismo en la ciudad a donde te diriges.

Apenas había partido el primer viajero cuando otro se detuvo y también preguntó acerca de la gente que habitaba en la ciudad cercana.

De nuevo la mujer le preguntó al viajero por la gente de la ciudad de donde provenía.

-Era gente maravillosa; honesta, trabajadora y extremadamente generosa. Lamento haber tenído que partir.- Declaró el segundo viajero.

La sabia mujer le respondió: -Lo mismo hallarás en la Ciudad adonde te diriges.

Se puede entender la anécdota como un elogio a la visión positiva: tratar de ver el lado bueno de las personas y las realidades humanas. La visión positiva alcanza su cenit cuando le pedimos a Dios que nos regale la suya: la visión amorosa con la que el Creador contempla a sus hijos los hombres

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