viernes, 12 de marzo de 2010

POR LAS VIDAS QUE ESTÁN EN NUESTRAS MANOS


Es inútil dialogar o polemizar con legisladores como los españoles del gobierno de José Luis Rodríguez que –con la ley Zapatero del aborto (así pasará a la historia este presidente)– consideran su sagrada misión promulgar la necesidad y facilitar la muerte de los seres humanos concebidos y no nacidos.

Es inútil dialogar, razonar, discutir o polemizar acerca de las vidas que están en nuestras manos, dada la escasísima racionalidad de la ideología que sustenta a tales legisladores, propagandistas y ejecutores.

Por eso, quizá, es preciso organizar una campaña de comunicación como la que plantea la CEE, en favor del derecho a la vida de los que van a nacer, con motivo de la Jornada por la Vida que se celebrará el próximo 25 de marzo y que lleva por lema: “¡Es mi vida!... Está en tus manos”.

Por eso, quizá, también bastan las palabras de un poeta, como este volcán de rabia y grito a las estrellas de Miguel d'Ors:

Lecciones de Historia


La segunda mitad del siglo XX
proclamó la bandera de la paz y de la vida :
la vida de Mick Jagger,
la vida de Alí Agca, la de Charles
Manson, la de Bokassa,
la de José Rodríguez, son sagradas ;
la vida de las focas y de las sequoias
y hasta la vida de los vietnamitas
son sagradas, etcétera...

Muy bien, señores, pero
mientras el Universo se llenaba
de palomitas rosas, mientras todos ustedes
hacían el amor y no la guerra,
en cada útero un Auschwitz, un Dachau, un Stalin,
un Führer, un Vietnam, un Paracuellos,
un negro y fiero y ciego bombardeo.
Todo legal, no sufra, toda a cargo
de la Seguridad Social, naturalmente.

Cinco, veinte, sesenta millones, ochocientos
millones de personas -Dios lleva cuenta exacta-
asfixiadas, quemadas, trituradas
(con absoluta higiene y música ambiental
para que nadie diga).
Yo he escuchado sus llantos diminutos,
he visto sus milímetros de espanto,
sus deditos de leche desvalida
moviéndose en el cubo funerario.
Yo levanto estos versos como un volcán de rabia
y grito a las estrellas
que el mayor genocidio de este planeta fue
la segunda mitad del siglo XX.

(Tomado de: “Lecciones de Historia”, Punto y Aparte, Ed. Comares, Granada, 1992, pp 97-98).

Por las vidas que están en nuestras manos, éstas de que habla el poeta y, ya puestos, por las vidas de quienes directa e indirectamente las eliminan, asfixian, queman o trituran, también cabe rezar al Dios que lleva cuentas exactas, puestos a hacer algo que también está en nuestras manos.

SCRIPTOR.ORG

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