miércoles, 13 de agosto de 2014

El mensaje de Miguel

  
   Javier Pajares es el sobrino del religioso infectado por Ébola que falleció este martes en Madrid tras ser repatriado a España. Javier ha actuado como portavoz de la familia. Tras agradecer a todos los españoles la preocupación que han mostrado por su tío durante la evolución de la enfermedad, ha dicho algo interesante:
   -- “Lo importante es que la noticia ha servido para saber lo que ocurre en África y lo importante es que el mensaje de Miguel permanezca, que quede constancia de la misión que hacía”.
No puedo estar más de acuerdo.
Creyentes, agnósticos, ateos, medio pensionistas... estarán de acuerdo en el inestimable papel de esas anónimas personas que están dando su vida por los demás en muchas partes del mundo.


No lo hacen por dinero, porque su entrega es desproporcionada y no tiene precio. No lo hacen por la fama, porque se trata de héroes anónimos en la inmensa mayoría de los casos. No lo hacen por alcanzar un poder, pues atienden a indigentes, menesterosos y desposeídos.
Miguel Pajares era de esta clase de personas. Sacerdote de la orden de San Juan de Dios, estuvo dieciocho años de misiones, siete en Liberia cuidando enfermos. Allí marchó tras su jubilación, precisamente cuando la gente suele optar por una vida más tranquila y relajada.
El Diario de León ha desvelado que desde su llegada a Monrovia, en 2007, había perdido 12 kilos de peso, por las lamentables condiciones de vida en la capital. Pajares no estaba bien pero no era un inconsciente. Pasaba regulares chequeos médicos para controlar los problemas del corazón que sufría desde hace tiempo. Dejó su vida por los demás.
Es un día para recordar el trabajo abnegado, oculto y generoso de tantas personas: creyentes, agnósticas, ateas y medio pensionistas. Mi modesto homenaje a todos ellos.

Javier Fumero
El Confidencial Digital

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