lunes, 12 de abril de 2010

¡AL RESCATE!


Son las cuatro de una tarde de sábado. Hasta las puertas de Dator, centro que realiza una media de 15.000 abortos al año, comienzan a llegar algunos ‘soldados’ del ‘ejército’ Poveda. Su misión: salvar vidas. Sus armas: voluntad firme de ayudar y respeto a la decisión de la mujer, sea cual sea.

Se congregan allí desde abril de 2009, cuando nació la Escuela de Rescatadores a la Madrileña con el objetivo de recuperar vidas perdidas, de “burlar al destino”.

Gema López se ‘alistó’ cuando la escuela acababa de arrancar, “un Sábado Santo”. Allí encontró la posibilidad de ayudar que llevaba meses buscando. “Había ido a Los Ángeles a ver a mi hermano y conocí a una de las chicas rescatadas por el actor Eduardo Verástegui. Pensé que tenía que hacer algo, pero qué: ¿me iba sola a las puertas de los abortorios? Encontrar la escuela de Poveda fue providencial”.

Sólo un minuto

Como Gema, todos los ‘soldados’ están atentos a cualquier pareja o chica sola que se aproxime a las puertas de Dator. “Nos acercamos -siempre de dos en dos- con la mejor educación y todo el cariño y les decimos que sabemos que tienen problemas serios para los que nosotros ofrecemos ayuda real”, explica ella.

La escritora Silvia Laforet, que ha acompañado más de una tarde a los rescatadores, describe muy bien el ambiente que reina entre los guardianes de la vida: “Grandes dosis de empatía, compasión, misericordia, humildad y conocimiento de la realidad, de las dificultades de la vida que a veces pueden con nosotros. No valen demagogias. No existe el reproche. Se trabaja con Amor”.

Y así, con amor, piden a las mujeres que les dediquen un minuto de su tiempo. “La mayoría”, señala Gema López, “nos dice que tienen mucha prisa porque tienen cita. Yo les digo que esperen un poco, que para la cita pueden volver otro día, pero que para oír lo que tenemos que decirles a lo mejor luego es demasiado tarde”.

Muchas tardes no hay malas noticias que lamentar sino vidas que celebrar: más de sesenta, “con nombres y apellidos”, en lo que va de año.

Como aquella pareja que llegó a Dator en moto. Venía de Soria, solo para abortar. La conversación con los rescatadores comenzó en la calle pero acabó, mucho después, en uno de los bares cercanos. “Se volvieron a subir en la moto para volver a su casa y seguir adelante. Los tres”, recuerda Silvia Laforet.

ALBA
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