domingo, 24 de abril de 2011

LA POBRE BARRACA RESPLANDECÍA AL SOL

   A mediados del siglo pasado, en la ciudad actual de Dutoispan, donde se hallan las minas de diamantes de Sudáfrica, había entonces sólo una granja. Su dueño se llamaba Van Wick, y la casa la había construido él solo con guijarros, barro y arena: era realmente pobre. 

Mina de diamantes Kimberley - Sudáfrica
   Un día, por la tarde, volvía caminando del campo, después de una fuerte tormenta, cuando vio algo que llamó su atención. No daba crédito a lo que veían sus ojos. El agua había limpiado la suciedad de las paredes de su casa y aquella pobre barraca, brillaba y resplandecía al sol del atardecer ¿Qué podía ser aquello? Eran piedras preciosas que procedían de lo que luego sería la primera mina de diamantes. Estaban mezcladas con el barro que había utilizado en la construcción. Así se descubrió la primera mina.

   Nuestra alma es como una valiosísima piedra que es preciso tallar, limpiar. No podemos conformarnos con ser un guijarro sucio. Tenemos que ser conscientes de que, con la gracia de Dios -que es como la lluvia que purifica-  y nuestro esfuerzo, se puede convertir en una piedra preciosa.

RAFAEL DE PEDRO

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