Cientos de confesonarios se instalarán en el Parque del Retiro madrileño para facilitar las confesiones de los jóvenes que asistan a la JMJ. Esta anécdota puede animar a muchos a acudir a la confesión.
-Lo sé.
-¿Entonces?
-Entonces prepárate, y después te confesaré.
Don Bosco tenía confianza de sobra para actuar así y sabía que no violentaba la voluntad de su amigo.
El chaval exclamó:
-Bien, muy bien; lo necesitaba, me hacía falta; ha hecho bien en cogerme así; de lo contrario, aún no habría venido a confesarme por miedo a los compañeros.
A partir de ese día fue uno de los más asiduos penitentes de Don Bosco y solía contar a sus amigos la estratagema que el buen sacerdote había empleado para "cazarle".
J. EUGUI
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