martes, 5 de julio de 2011

DESCRISTIANIZAR A CONCIENCIA


   La actitud antirreligiosa propia de la Revolución Francesa llega hasta extremos ridículos.
Suprimen el domingo, por ser día de contenido cristiano, y quieren acabar con todas las festividades religiosas que han marcado la vida del país hasta entonces durante siglos. El día de Todos los Santos se convierte en el día de la escorzonera (un tipo de hierba); Navidad, el día del perro; Epifanía, el del bacalao; la Candelaria, el del nogal; y para qué seguir...

   Al mismo tiempo surgen las fiestas revolucionarias con un talante que produce rubor. Después de celebrar la Fiesta de la Razón en Notre-Dame, vienen una serie de inauguraciones de templos de la Razón con sus correspondientes festividades. Hay hasta procesiones. En muchos lugares se organizan cortejos cívico-militares. La gente sale de la ciudad, con acompañamiento de la guardia nacional, que porta armas y tambores, luego viene el carro de la diosa arrastrado por chicos y chicas jóvenes. La procesión llega hasta el árbol de la Libertad, al que rodea tres veces, volviendo a continuación al punto de partida, que suele ser el local de la sociedad popular.

   Viene bien recordar páginas de la historia como ésta. Se trata de reaccionar ahora como los cristianos lo hicieron en esa época.

Cfr. J. de Viguerie, Cristianismo y revolución

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