sábado, 29 de enero de 2011

MAESTRO, LE DEBO LA VIDA


Monumento sevillano a Pepe Luis Vázquez
     En una tertulia en un Colegio Mayor sevillano, Pepe Luis Vázquez (senior), el  gran torero, contó la siguiente anécdota: el toro, enorme, envistió al picador y al caballo. Ambos salieron maltrechos y por diferentes caminos. A duras penas se enderezó el picador y el toro se propuso rematar la faena con él. 

     El Maestro se percató de la gravedad del momento y, a paso rápido,  alargó la mano e interpuso el capote entre el animal y el indefenso picador. El toro, molestado, arremetió contra el capote, que hizo jirones. Pero el picador, aprovechando la distracción del toro, escapó y saltó el burladero. 

    Ya en toriles, el picador buscó al Torero:
- Maestro, me ha salvado: le debo la vida.

   El Maestro, le dijo con parsimonia:
- la vida se la debes a Dios; a mí me debes un capote. 
   Que esta anécdota nos anime a "echar capotes" a tantas y tantos que pasan a nuestro lado que lo necesitan, que precisan de nuestra caridad más sincera y eficaz.

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