jueves, 16 de junio de 2011

NO ES TAN FÁCIL

   No cabe duda de que el "elemento humano" de la Iglesia deja, a veces, algo que desear; o dejamos algo que desear, para ser más precisos. Pero los errores y pecados de los hombres no ensombrecen su carácter sobrenatural. Quizás sucede lo contrario: ponen más de relieve que, a pesar de los pesares, la barca de Pedro supera tempestades y vence temporales que parecían hundirla.

   Se cuenta que una vez  Napoleón, en su época de mayor esplendor, llamó a palacio al Nuncio del Papa en Francia. Durante la entrevista el Emperador dejó caer de modo muy fino, con una suave sonrisa en los labios:

-Monseñor, si el Papa no cede en este negocio que tanto me interesa, creo que va a tener que pensar en un nueva Iglesia.

   El otro tenía a sus espaldas varios siglos de diplomacia vaticana, así que no se descompuso, y con la misma suavidad e ironía, respondió:
-Señor, puede ser una empresa ardua destruir la Iglesia. Incluso para nosotros, los Obispos, sería difícil conseguirlo...

J. EUGUI

No hay comentarios:

Publicar un comentario