lunes, 27 de junio de 2011

UN CRUCIFIJO SOBRE EL PECHO

Breznev
   El que fuera presidente de los Estados Unidos, el republicano George Bush, sucesor de Ronald Reagan, refirió en cierta ocasión un viejo recuerdo de sus viajes a Moscú. "Quiero contarles una anécdota de la que fui testigo hace muchos años, cuando asistía a los funerales por el líder soviético Breznev. La ceremonia se estaba desarrollando con tal precisión militar que se tenía una sensación de vacío y de frialdad. Soldados marchando, cascos metálicos y la habitual retórica marxista; ninguna oración o himno de consuelo, ninguna referencia al nombre de Dios.

   Los dirigentes soviéticos habían ocupado sus lugares en las murallas del Kremlin, mientras la familia del difunto escoltaba silenciosamente el féretro hasta su última morada. Desde mi sitio, pude ver a la señora Breznev acercarse al ataúd para darle su última despedida y, allí, en el corazón frío y gris de ese estado totalitario, ella depositó, entonces, un crucifijo sobre el pecho de su marido. Me quedé impresionado. Ese sencillo gesto me hizo comprender que decenios o siglos de leyes antirreligiosas no pueden destruir jamás la fe y la fuerza interior en el corazón de todos los hombres".

Cfr. P. Estaún Villoslada, ¿Es natural creer en Dios?

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