Es síntoma de fortaleza la ecuanimidad y también la serenidad ante las dificultades de la vida misma.
Unos conductores de camión de cierta capital de provincia decidieron adquirir con el fruto de todos sus ahorros un vehículo usado para establecerse por su cuenta. Al poco tiempo, en la bajada de un puerto, les falló el freno y, por no irse por un barranco, dirigieron al camión hacia unas rocas; salieron ilesos pero por los "despojos" del vehículo sólo les ofrecieron, en plan de chatarra, el 5% de lo que les había costado.
Unos conductores de camión de cierta capital de provincia decidieron adquirir con el fruto de todos sus ahorros un vehículo usado para establecerse por su cuenta. Al poco tiempo, en la bajada de un puerto, les falló el freno y, por no irse por un barranco, dirigieron al camión hacia unas rocas; salieron ilesos pero por los "despojos" del vehículo sólo les ofrecieron, en plan de chatarra, el 5% de lo que les había costado.
Cuando iban para la estación del tren, con intención de regresar a sus casas, alguien les comentó que menuda pena haber perdido todos los ahorros en tan poco tiempo, vaya desgracia, y tal. Uno de ellos respondió muy sereno:
-¡Hombre, no todo va a salir bien!
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