Silvia Ugolini, abogada canadiense, madre de 3 hijos, habla sobre cómo su fe le ayuda a manejar las distintas facetas de su vida.
Siempre he querido tener una vida plena, crecer profesionalmente, crecer como mujer, y vivir mi papel de madre. Y para mí esto era algo que siempre formaba parte del cuadro.
El Opus Dei me ayuda a alcanzar una unidad entre las tareas de jefe, colega, madre, esposa. Equilibrar todas estas cosas es un desafío, y lo que el Opus Dei ha hecho por mí ha sido darme las herramientas para poder mantener mis prioridades, facilitándome poder navegar entre las muchas exigencias de la vida encontrando un equilibrio, de forma que pueda mantenerlas juntas y permanecer sonriendo y a disposición de la gente a la que me debo en cada momento.
Vivo mi fe muy intensamente, de forma vibrante, de manera que integra todas mis rutinas diarias. Realmente me da alas para volar, en el sentido de que me ayuda a poder darme a los demás, eso es muy enriquecedor, porque creo que cuando te das a los demás, recibes mucho.
Es toda una perspectiva refrescante, en el sentido de que puedes recibir mucho dándote a los demás, reconociendo también que necesitas tiempo para ti misma para rehacerte.
Para mí, el Opus Dei es el mejor entrenador para la vida. Para mí ha sido muy enriquecedor, gratificante, liberador, un soplo de aire fresco.
No podemos estar en todo y darnos a la gente sin contar con medios para recargarnos, buscando la compañía del Amigo que nunca te deja, que siempre está ahí para ayudarte y que te acepta con tus defectos y errores. Eso es algo maravilloso con lo que poder empezar cada jornada y con lo que poder terminarla.
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