Seul |
Me ha alegrado mucho encontrar en el blog de Enrique Monasterio noticias de Andrés, que lleva en Corea cerca de un año y os las transcribo.
Al fin, Andrés escribe desde Corea. Comienza su mensaje pidiendo mil perdones por la tardanza, pero, a continuación, la compensa con creces narrando un montón de anécdotas. Las iré reproduciendo aquí por partes para que nos acordemos de rezar por la labor apostólica del Opus Dei en aquel país. Copio, pego, puntúo y sustituyo algunos nombres por iniciales.
Perdonad que haya tardado tanto en poner unas letras, pero los cursillos de coreano y una yunta de bueyes me han impedido poner unas letras. Paciencia.
Hace unos pocos días he terminado el nivel 2 de coreano… por los pelos. Se ve que no puedo tener unos exámenes normales. Esta vez no podía ir a la recogida de notas porque me iba a Macao a una convivencia, y el profe me mandó un mensaje diciendo que tenía que repetir un examen. Quedamos en que lo haría el lunes por la mañana… contando con que estaba en Macao el fin de semana hasta el domingo por la noche. En fin, fue emocionante, aunque logré estudiar un poco en el avión, y con eso logramos salir adelante. Además, el día del examen estaba con un buen gripazo. De todos modos, tanto el examen como la gripe fueron providenciales, porque había quedado para tomar café con un estudiante de otra clase, un sirio musulmán. Como yo no estaba muy bien lo dejamos para la semana siguiente, y así pudimos hablar más.
Este viernes pasado estuvimos tomando pizza para comer, por supuesto sin carne, porque él no toma cerdo y estábamos en viernes de cuaresma. Fue una conversación muy buena. Me bombardeó a preguntas sobre Jesucristo, la Santísima Trinidad, y todas las cosas que no entiende del cristianismo. Cuando nos íbamos me dijo que se estaba pensando el bautizarse. Acordaos de encomendarle, por favor. Lo llamaremos B.
También he conocido a C, “el leñador de Minessotta”. Tiene una historia divertida. A finales de enero tuvimos los exámenes parciales de coreano. La parte oral consiste en una entrevista “a muerte” con la profesora durante quince minutos. Esperábamos nuestro turno para entrar, y dos minutos antes de que me tocara C me preguntó de dónde era. Al decir que de España, empezó a hacer gestos de sorpresa… Esa semana había visto una película sobre España, y estaba muy interesado en su historia, etc. Se le veía entusiasmado. Me contó la película. Trataba sobre el perdón. Le había impactado mucho y quería volver a verla. Me costó un poco adivinar que hablaba de “There be dragons”, la que habla de San Josemaría. Le pregunté qué le parecía el sacerdote de la peli. Estaba impresionadísimo. Comenzamos a hablar y hablar… y me olvidé del examen. Me tuvieron que llamar la atención para que entrara. Quedamos en seguir hablando después.
A los dos días nos pudimos encontrar, y me contó más cosas. Es de Minessotta. Lo de “leñador” es por su complexión: bajito, ancho, con barba rubia tipo Abraham Lincoln, camisa a cuadros y gorro con pompón. Sólo le falta el hacha. Es protestante, presbiteriano y bastante abierto. Desde entonces, en los descansos, con alguna frecuencia, nos quedamos hablando en el descansillo. Estoy a la espera de poder comer con él esta semana o la próxima. Además, encontré por casualidad un documental sobre la famosa película y se la dejé.
Este próximo semestre estará en clases por la tarde y podremos quedar a comer.
ENRIQUE MONASTERIO
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