miércoles, 14 de marzo de 2012

La cruz oculta

   Son cosas que no pasan todos los días, pero a veces pasan y son noticia. A mediados del siglo XIX, en concreto por el año 1834, un modesto pintor asistía a una subasta de objetos de arte en la que se ponía a la venta un viejo Crucifijo, sucio y polvoriento, por el que un individuo ofrecía una cantidad bastante baja. Al pintor le dolieron las bromas que hicieron algunos de los presentes a costa del Señor y se animó a ofrecer un poco más de dinero para quedarse con la talla, cosa que le resultó muy fácil pues nadie pujó ni un franco más. 
 
   Al día siguiente se puso a limpiarlo con un cepillo y encontró grabado a sus pies el nombre de Benvenuto Cellini, el gran artista florentino. La Cruz, según se supo después, procedía del saqueo popular del palacio de Versalles durante la revolución francesa. Y, también hay que reseñar, que el rey pagó por ella una cantidad elevadísima de dinero al modesto pintor.

   ¿No    cabe hablar de cruces escondidas, aparentemente modestas, insignificantes, a lo largo de los días, que constituyen un  verdadero tesoro? El asunto es no despreciarlas, porque el Señor, el gran Rey, luego las premia con largueza.

J. EUGUI

1 comentario:

  1. Esta es la responsabilidad de la vida más bella, una prueba, la bondad y la gentileza necessimos.

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