viernes, 9 de marzo de 2012

NO VALÍA PARA CAMARERO

   Por lo general, cada uno «ha nacido» para realizar un trabajo determinado. Hay quien sirve para pintor, hay quien sirve para poeta, hay quien sirve para médico; etc. Lo mejor es dedicarse a aquello para lo que «se vale», y pensar que a Dios se le sirve bien desde cualquier parte.

   Así se explica que una persona pueda sentirse feliz siendo un buen agricultor, un buen mecánico o un buen electricista, sin tener por qué envidiar otras profesiones que supongan unos conocimientos superiores. Bernard Shaw retrata este hecho, con fina ironía, en una de sus obras; aparecen en escena varios personajes: un camarero llamado William, sabedor de su oficio, que atiende con soltura a una pareja de jóvenes a la que acompaña un joven abogado. Durante la conversación, la chica averigua que el abogado es hijo del camarero y con cierto asombro le reprocha a éste:

-¡William... ! ¿por qué no nos lo has dicho?
Y el servicial William, algo ruborizado, se limitaba a contestar:
-Ha tenido que ser abogado porque no servía para camarero.

Cfr. J. A. García-Prieto Segura, Comprometerse en la vocación

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