Cuenta Paul Claudel, en su inmortal obra teatral L'annonce faite a Marie, un bello ejemplo de misericordia con el prójimo para poder uno mismo esperar de Dios el mismo trato.
Jacques Hury desea castigar con dureza a un ladrón de leña al que ha sorprendido en pleno robo en tierras de su futuro suegro, para quien trabaja. Habla incluso de sacar la navaja y cortarle las orejas. Jacques es ante todo un hombre justo, duro a la hora de exigir el cumplimiento de la justicia, que se concreta en dar a cada uno lo suyo.
El padre de su amada Violaine, el dueño de los árboles, se lo impide e, incluso, le ordena que le regale otro fardo, y explica:
-Seamos injustos en pequeñas cosas, para que Dios sea muy injusto conmigo.
-Seamos injustos en pequeñas cosas, para que Dios sea muy injusto conmigo.
J. EUGUI
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