miércoles, 21 de marzo de 2012

AHÍ ESTÁ LA FUERZA

   A la Madre Teresa de Calcuta siempre la recordaremos tan menudita, tan frágil, tan arrugadita... Pero uno se pregunta de dónde sacó aquella mujer tanta fuerza para acometer empresas como las que ella sacó adelante.

   Se lo preguntó de hecho una periodista, y su explicación fue así de sencilla:

-Mi fuerza es la alegría de haber conocido a Jesucristo.


J. EUGUI


   Ahí está la fuerza no sólo para la Madre Teresa sino para todo el que le abra la puerta de su corazón.
   Estamos tan familiarizados con la figura de Jesús que a veces pasamos superficialmente por su misterio. Si hace veinte siglos Dios no se hubiera encarnado ninguna mente humana hubiera podido imaginar que el Todopoderoso, el  Infinito, el Eterno. El Señor de cielos y tierra tomaría algún día nuestra naturaleza.
   Ya os he comentado en otra entrada la respuesta de Juan Pablo II cuando le interrogaban sobre la respuesta de Dios ante los males que aquejan a la humanidad. El Papa respondía que la contestación del Señor había sido asombrosa: hacerse hombre y entregar su vida en la Cruz por todos nosotros. Cargar con nuestros pecados y con los sufrimientos de todos los hombres.
   Me gusta mucho ponderar las últimas palabras de Jesús en la Sagrada Escritura, que no son las pronunciadas antes de ascender a los Cielos, sino las recogidas en el Apocalipsis.
   En esa Revelación asombrosa Jesucristo nos dice: He aquí que estoy a tu puerta y llamo. Aquel que me abra entraré en su casa y cenaré con él.
   El pintor inglés Holman Hunt plasmó esta escena en un lienzo. En el se comtempla a Jesús con un candil en una mano y con la otra llamando a una puerta cerrada, oscura. La puerta no tiene cerradura. Y el pintor soriendo explicaba: esa puerta simboliza el corazón humano y sólo puede abrirse desde dentro.
   La vida cristiana consiste en cultivar la amistad que Jesucristo nos brinda: conocer, amar y seguir a una Persona: Jesucristo.
   Todos coincidimos en que la amistad es el valor primero: la familia y los amigos son nuestros valores esenciales. Jesucristo nos revela que ha hecho nuestro corazón a echura del suyo. Corresponder a esa amistad  fue una recomendación de Benedicto XVI a los jóvenes de la JMJ. Cultivar su amistad nos dará la felicidad en esta vida y en la otra.
   Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nos dice Jesús. No se ha conformado con imprimir la rectitud en nuestro corazón al crearnos (la ley natural que escuchamos en la voz de nuestra conciencia) sino que nos ha enseñado la verdad con su Palabra y su Vida.
   Me conmueve la conversión de Dimas en la Cruz. El Señor golpeando en su corazón durante toda su vida hasta lograr su conversión en el trance de la muerte.
   Hasta ahí llega la grandeza del amor infinito de Dios, hasta el último instante de la vida de cada persona. Entendemos, por contraste que la gran tragedia del que se pierde es esa. Dios que intenta salvarle hasta el último momento y el hombre que, en el ejercicio de su libertad, rechaza una  vez más es amor de su Creador.
   Buena intercesora la Madre Teresa para que nos atrevamos a abrir de par en par las puertas del corazón a Jesucristo. Que equivale a abrirlas a la Verdad, a la Vida y a la Felicidad.

Juan Ramón Domínguez

1 comentario:

  1. Quedo encantada de haber conocido estos blogs, seguro que volveré! saludos D. Juan

    ResponderEliminar