lunes, 4 de octubre de 2010

DABA LO QUE TENÍA

     Una mujer de la campiña francesa tenía escondido durante la Segunda Guerra Mundial a un comunista chino que trataba de hacerla perder la fe. Ella se limitaba a contestar a los ataques contra sus creencias:

-Usted es un hombre sabio, usted ha estudiado. Yo no sé otra cosa sino que Jesús nos ha dicho que amemos a los demás como Él nos amó.

     Cierto día unos fugitivos, comunistas también, perseguidos por el avance hitleriano, pidieron asilo a esa mujer. Ella les dio su propio cuarto y se fue a dormir al pasillo. Había sacado para ellos toda la ropa de cama que tenía; de madrugada, se fueron sigilosamente llevándosela toda. El chino estaba indignado y observaba a la campesina. No salía de su asombro al comprobar que la mujer no había tenido ni un solo movimiento de cólera. El Cardenal Journet testifica que aquel hombre no solamente se convirtió al catolicismo, sino que llegó a recibir la ordenación sacerdotal años después.

Cfr. Ch. Journet, Charlas acerca de la gracia

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