Maryannick Pavageau, que padece el síndrome de enclaustramiento desde hace 26 años, recibió el pasado 27 de octubre la Legión de Honor, la condecoración de mayor rango en Francia y una de las más prestigiosas del mundo, por su incansable lucha en defensa de la vida y en contra de la eutanasia. Ésta encomiable mujer de 56 años, felizmente casada y madre de una hija, lleva un lema siempre consigo: “Toda vida merece ser vivida. Ella puede ser bella, independientemente de nuestro estado. Y siempre hay una evolución posible. Este es el mensaje de esperanza que quiero transmitir”.
A la señora Pavageau se le diagnosticó en 1984 el Síndrome de enclaustramiento, a causa del cual no puede valerse por sí misma, a pesar de mantener intactas la conciencia, la visión y la audición. Esta mujer, sin duda, es todo un ejemplo de vida, a diferencia de Ramón Sampedro: “Mi vida no es lo que pudo haber sido, pero es mi vida. Al fin, he guardado los valores fundamentales: he mantenido el amor. Mi marido y mi hija Myriam, que tenía dos años en aquel momento, me han dado la fuerza para luchar. A pesar de mis dificultades para hablar, Myriam siempre me ha entendido”.
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