Roma. Villa Tevere, 1960. Una tarde de febrero. Varias jóvenes del Opus Dei están viendo con San Josemaría unas diapositivas que les han enviado de Kenya: paisajes, puestas de sol, tipos con indumentarias exóticas, fauna selvática, vegetación exuberante...
De pronto, sobre la pantalla se proyecta una imagen extraña. A medida que se centra el foco, se distingue un bulto humano, de piel negra y muy rugosa. La duda oscila ya entre si será un hombre o una mujer.
En ese momento, en la penumbra de la sala, se oye la voz del Padre, con mucha fuerza y con mucho sentimiento: -Sea una mujer o sea un hombre... es un alma! Un alma que vale toda la sangre de Cristo! Sólo por ella, valdría la pena ir a Kenya.
PILAR URBANO
EL HOMBRE DE VILLA TEVERE
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